Un apicultor valenciano recoge 80.000 firmas para declarar la apicultura Patrimonio de la Humanidad
Un
apicultor, biólogo y veterinario valenciano ha lanzado una campaña en la
plataforma Change.org en la que recopila firmas para que la UNESCO declare la
apicultura como Patrimonio Mundial de la Humanidad y, de este modo, proteger
este oficio milenario que facilita la polinización.
'Protejamos las abejas: Declaren la
apicultura Patrimonio de la Humanidad' es el título de la petición lanzada por
Enrique Simó Zaragoza, apicultor desde hace 25 años, y que roza ya las 80.000
firmas.
En la defensa de su iniciativa, el
veterinario apícola asegura que no puede estar más agradecido por todo lo que
le ha dado el oficio de la apicultura. Por eso, en declaraciones a Europa Press
justifica su iniciativa para devolver a las abejas "todas las
alegrías" que le han dado las abejas y la apicultura, un oficio al que
llegó casi de forma casual, tras una entrevista de trabajo por la que entró a
formar parte de una asociación apícola después de llevar años trabajando en
sanidad animal.
"Quiero abrir los ojos a los demás
sobre el maravilloso mundo de la apicultura y el valor que proporciona a la
agricultura y a los ecosistemas", ha valorado Simó, que recuerda que las
abejas son "un tesoro" al cual se les debe más del 70 por ciento de
los alimentos que se comen, según la FAO. "Por eso debemos protegerlas
urgentemente", considera.
El veterinario considera necesario que la
UNESCO declare este oficio milenario como patrimonio de la humanidad para
garantizar la protección de las abejas y de un sector al que Simó califica de
"imprescindible".
Así, asegura que la apicultura es
imprescindible para los ecosistemas naturales y agrarios pero que el sector
está "en situación límite", ya que el balance de las últimas campañas
apícolas es "realmente preocupante" con un descenso de la cosecha de
miel que supera el 40 por ciento. Además, advierte de que los precios de venta
que se oferta a los apicultores están por debajo de sus costes de producción.
El también biólogo insiste en la importancia
de la apicultura para el territorio, con escenas de recolección de miel
representadas por las pinturas rupestres, como las que se encuentran en la
cueva de la araña Bicorp, que alberga la primera imagen de recolección de miel
a nivel mundial y está incluida en el arte rupestre levantino que fue declarado
por la UNESCO en 1998, bien de interés cultural Patrimonio de la Humanidad.
Un
apicultor y biólogo valenciano recoge 80.000 firmas para declarar la apicultura
Patrimonio de la Humanidad
En ese sentido, se ha referido también a la
nueva pintura descubierta en septiembre de 2021 en un abrigo de Castellote
(Teruel) de hace 7.500 años y que muestra a una persona trepando por una escala
de cuerdas en busca del producto de una colmena mientras algunas abejas
revolotean a su alrededor.
"Son símbolos universales de la
apicultura que nos habla de que hace unos 7000 años las primeras sociedades
productoras de nuestro territorio ya tenían una relación primordial con la
apicultura. La apicultura ha sido pionera en el estado español y ha ocupado una
posición dominante en la segunda mitad del siglo XX y queremos que siga
siéndolo también en nuestros días", defiende.
Sin embargo, alerta de que los productos
apícolas se importan de cualquier parte del mundo, lo que hunde la economía de
los apicultores locales, pero no la polinización de los ecosistemas. Por ello,
destaca que cada vez que se consume miel de los productores locales los
consumidores están ayudando a la polinización de los ecosistemas.
Respecto a la polinización, defiende su
contribución a regenerar ecosistemas y especies amenazadas, tanto vegetales
como animales y favorece la fructificación y la producción de semillas de especies
cultivadas y silvestres.
Según el veterinario, el beneficio de la
polinización solo en el sector agrario supera los 4.000 millones de euros
anuales, un beneficio que supera los 153.000 millones de euros al año a nivel
global.
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