El MITECO prevé invertir 8.000 millones de euros hasta 2027 para mejorar las cuencas hidrográficas
Teresa Ribera: “Nuestro país ya está experimentando serias alteraciones del régimen hídrico y las previsiones a medio y largo plazo alertan de una reducción de la disponibilidad de agua”
La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha presentado hoy los borradores de los Planes Hidrológicos del tercer ciclo, para el periodo 2022-2027, una herramienta clave que permitirá abordar la gestión del agua en España durante los próximos seis años, en línea con los principios y estrategias del Pacto Verde Europeo y con los objetivos de adaptación al cambio climático.
“Nuestro país ya está experimentando serias
alteraciones del régimen hídrico y las previsiones a medio y largo plazo
alertan de una reducción de la disponibilidad de agua, del aumento de las superficies
áridas o semiáridas y de una mayor frecuencia e intensidad de fenómenos
extremos”, ha recordado la vicepresidenta. “En este contexto, los Planes
Hidrológicos no pueden seguir avalando prácticas del pasado que nos han
conducido a la sobreexplotación de los acuíferos, la contaminación de las masas
de agua y el deterioro de nuestros ríos”, ha añadido.
La nueva planificación, que inicia hoy su fase de
consulta pública, permitirá priorizar mejor los usos del agua, gestionar las
grandes avenidas y sequías, y definir unos caudales ecológicos que aseguren la
protección de las aguas y sus ecosistemas, con un claro cambio de tendencia en
la gestión de este recurso.
Asimismo, los Planes tienen el objetivo de reducir
las presiones que soportan las masas de agua, mejorar los sistemas de
depuración, fomentar el ahorro de agua y la reutilización y atender las
demandas de agua de manera que sean compatibles con su buen estado, lo que
permitirá asegurar la calidad y cantidad del recurso.
Teodoro
Estrela, Director General del Agua.
Acorde con los escenarios de menor disponibilidad de
agua, una de las novedades de los Planes es que contienen medidas concretas de
adaptación al cambio climático para cada demarcación, en coherencia con las
directrices establecidas por la nueva Ley de Cambio Climático y Transición
Energética y del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC
2021-2030).
En grandes cifras globales, más complejas cuando se
desciende a la escala de los múltiples factores a considerar en la
planificación hidrológica y de la gran variabilidad geográfica, la reducción en
la disponibilidad de agua para los distintos usos aconseja plantearse
disminuciones de la utilización del agua del orden del 5% para 2030 y del 15%
para 2050.
Caudales
ecológicos y seguridad hídrica
La nueva planificación hidrológica identifica los
principales problemas a los que se enfrenta cada demarcación hidrográfica y las
potenciales soluciones. En este sentido, los Planes apuestan por la
recuperación de acuíferos y por un impulso decidido de la Estrategia Nacional
de Restauración de Ríos, que permita revertir su deterioro hidromorfológico y
gestionar el riesgo de inundación.
Los Planes también muestran avances importantes en
la determinación de las necesidades hídricas de lagos y humedales: los 54 casos
considerados en los planes del segundo ciclo ascienden a 123 en esta última
revisión. También la definición e implementación del régimen de caudales
ecológicos de nuestros ríos: el número de masas contempladas aumenta de forma muy
notable de 170 a 405 masas.
En las masas de agua subterránea en mal estado
cuantitativo, se plantean medidas que permitan reducir las extracciones,
mediante sustitución de bombeos de aguas subterráneas por superficiales y, allí
donde no sea suficiente, se plantean restricciones al uso del agua subterránea.
Para cumplir estos objetivos, la revisión del tercer ciclo incluye el desarrollo
de un Plan de Acción sobre Aguas Subterráneas.
En lo que se refiere al impulso de la seguridad
hídrica, la nueva planificación pretende mejorar las garantías de suministro,
lo que dará mayor protagonismo a la desalación y a la reutilización como fórmulas
para equilibrar la oferta con las demandas, sobre todo en los territorios que
sufren estrés hídrico. También busca la adecuación de las infraestructuras
públicas, en lo que ya se han dado avances: el pasado mes de abril, el Gobierno
aprobó un Real Decreto por el que se definieron las nuevas normas técnicas de
seguridad para las presas y sus embalses.
Atención a
zonas protegidas
Asimismo, los Planes prestan especial atención a las
zonas protegidas: establecen objetivos de protección de hábitats y especies
(Red Natura 2000) y de lucha contra las especies invasoras, y promueven la
figura de las Reservas Hidrológicas, con una propuesta de inclusión de nuevas
reservas naturales fluviales, y también reservas lacustres y subterráneas.
En particular, proponen soluciones a los problemas
que ponen en peligro la salud de ecosistemas de alto valor ecológico, como son
los casos del Delta del Ebro, el Mar Menor, Doñana, los humedales de La Mancha
o La Albufera.
Depuración y
contaminación difusa
También se contemplan actuaciones en materia de
depuración de vertidos urbanos y de reutilización, bajo el soporte técnico y de
gobernanza que se ha establecido a través del Plan Nacional de Depuración,
Saneamiento, Eficiencia, Ahorro y Reutilización (Plan DSEAR), con el propósito
de alcanzar el pleno cumplimiento de las obligaciones marcadas por la Comisión
Europea.
Otro de los principales problemas identificados es
la contaminación difusa producida por nitratos de origen agrario. En este
sentido, el MITECO está trabajando en la redacción de un proyecto de Real
Decreto que nos dotará de las herramientas adecuadas para poner freno a esta
contaminación.
Para conseguir todos estos objetivos, los Planes
Hidrológicos plantean unos Programas de medidas realistas y racionales, pero
ambiciosos, y centrados en alcanzar en 2027 los objetivos ambientales
establecidos por la Directiva Marco del Agua, con el compromiso de todas las
administraciones competentes.
Inversiones en
materia de agua
La inversión total provisionalmente programada para
el sexenio 2022-2027 se aproxima a los 21.000 millones de euros. De ese
importe, 8.000 millones los ejecutará la Administración General del Estado
(AGE): la Dirección General del Agua, las Confederaciones Hidrográficas y las
Sociedades Estatales. “Un esfuerzo inversor sin precedentes que marcará un
antes y un después en la gobernanza del agua en nuestro país”, ha manifestado
Teresa Ribera.
Por su parte, el Plan de Recuperación,
Transformación y Resiliencia (PRTR) contribuirá en gran medida al desarrollo de
las actuaciones previstas. En concreto, se invertirán 1.700 millones de euros
en los próximos tres años en tres grandes frentes: el impulso del saneamiento,
depuración, reutilización y seguridad de las infraestructuras (650 millones);
la restauración de los ecosistemas fluviales, la recuperación de acuíferos y la
mitigación del riesgo de inundaciones (800 millones); y la transición digital en
el sector del agua (250 millones).
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