La necrópolis ibérica de las Peñas de Zarra
infoJUCAR | Una
mirada al pasado remoto de la comarca desde uno de los yacimientos más
importantes estudiados en la provincia
En el invierno de 1983, durante las obras de
ensanche del camino de La Umbría, que pone en comunicación a la villa de Zarra
con la Casa de La Hoz, aparecieron, en su margen izquierda, varios hoyos que
contenían cenizas, huesos y una urna cineraria de orejetas perforadas en uno de
ellos, en el paraje conocido como Las Peñas.
Comunicado el hallazgo al Servicio de
Investigación Prehistórica de la Excma. Diputación Provincial de Valencia, se
solicitó de la Subsecretaría General del Patrimonio los permisos necesarios
para realizar una excavación de urgencia en el citado lugar.
La primera campaña se realizó en el mes de abril
de ese mismo año, descubriéndose 11 sepulturas con sus correspondientes
ajuares, lo que, dado el interés, motivó la ampliación de los trabajos a dos
campañas más, que se llevaron a cabo durante los veranos de 1983 y 1984.
El total de sepulturas descubiertas se elevó a
veinte, lo que ha permitido configurar la existencia en ese lugar de un pequeño
núcleo de enterramientos, adscritos a cualquiera de los dos poblados ibéricos
que se encuentran en sus inmediaciones. (José
Manuel Martínez García, leer trabajo completo)
Parte de los objetos encontrados en la
necrópolis íbera de Zarra, junto a los hallados en la vecina localidad de Casa
del Monte, en la provincia de Albacete, se pueden ver en la vitrina 89 de Museu
de Prehistòria de Valéncia.
Estos dos cementerios ibéricos ilustran el paisaje
funerario del siglo V a.C. Tenían en torno a una treintena de tumbas y
albergaron los enterramientos del sector más poderoso de la sociedad. El
tratamiento funerario consistía en la cremación del cadáver y el enterramiento
de los restos cremados en urnas que se depositaban en hoyos y, en ocasiones,
eran señalizadas con pequeños túmulos de piedras. En algunos casos las urnas se
acompañaban de objetos personales indicativos del alto estatus de la persona
enterrada, como fíbulas, broches de cinturón y armas. Lanzas y espadas, tanto
las de hoja recta como las de hoja curva llamadas falcatas, son las armas más
repetidas entre los ajuares funerarios.
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