Europa emplaza a devolver "espacio robado" a la naturaleza para asegurar la disponibilidad de agua
Una de las principales preocupaciones de Europa en
cuanto a medio ambiente, como se ha evidenciado durante la actual Semana Verde
(Green Week) celebrada en Bruselas, es la cantidad y la calidad del agua dulce
disponible. Veronica Manfredi, miembro de la Comisión Europea de Medio Ambiente
y directora de 'Contaminación cero' y 'Ciudades verdes', advierte de que los
ríos deben tener una buena conectividad y un estado óptimo: "Es necesario
que el ciclo natural del agua funcione y debemos respetarlo y restauralo para
asegurar la presencia de este recurso".
A las palabras de Manfredi durante una de las
conferencias celebradas, se suman lo que detallan a EL PERIÓDICO, del mismo
grupo editorial, fuentes de la Comisión Europea de Medio Ambiente sobre la
escasez vivida en varios puntos del Mediterráneo: aseguran que los periodios de
escasez han existido siempre, pero que si el problema jamás había sido tan
serio es porque le hemos "robado espacio" a la naturaleza.
Estas mismas fuentes admiten las consecuencias del
cambio climático, pero reclaman poner la lupa en el modelo de desarrollo que se
ha impuesto. Se preguntan por cómo se ha construido en estas ciudades, por el
tipo de plantaciones por las que se ha optado (a veces sin disponer del agua
necesaria para ellas) y también por el grado de eficiencia de las industrias y
actividades económicas.
La propuesta de la comisión pasa por asentar la
gestión del agua en dos pilares. Por un lado, está la "restauración de la
naturaleza", ríos y humedales incluidos. Y en paralelo, la necesidad de
aplicar medidas de eficiencia que permitan el ahorro de agua. Todo combinado
debe servir para encontrar un equilibro imprescindible. Lo que están aplicando
las instituciones europeas es promover incentivos económicos para empresas con
el fin de garantizar que hagan un uso eficiente del recurso.
Cuando se observan episodios de mala gestión, la
comisión actúa enviando cartas a los estados miembros o, en caso de que la
respuesta no sea la exigida, directamente llevando ante la justicia los casos
de mala praxis. Por esta razón se piden planes de gestión del agua que se
analizan al detalle para comprobar que no van en contra de la naturaleza, por
ejemplo promoviendo regadíos donde el recurso es limitado. Cataluña aprobó su
plan 2022-2027 durante el año pasado, con retraso, y tras la amonestación de la
Comisión Europea a España.
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