RACE crea un ‘crash test’ que muestra qué pasa cuando un coche atropella a un animal salvaje
En los últimos años se advierte una mayor presencia de animales en las carreteras
Cruzarse con un animal en la vía supone uno de los mayores peligros que puede encontrarse un conductor. Por tratarse de un hecho inesperado y por no saber cómo el animal reaccionará esta incidencia puede conllevar fatídicas consecuencias.
Más allá del atropello en sí, el principal
problema son las situaciones derivadas del percance, tales como sufrir una
salida de la carretera o la invasión de un carril contrario. Durante 2018, en España
se produjeron 701 accidentes por atropello con animales, con un balance de 10
personas fallecidas, 58 heridas graves y 877 heridos que no requirieron ingreso
hospitalario, constata la Dirección General de Tráfico (DGT).
En nuestro país, perros y jabalís representan el 25%
del total de los animales que resultan atropellados al irrumpir en la vía. Les
siguen el corzo y, en menor medida, el vacuno y el ciervo. La mayoría de las
colisiones tienen lugar en vías interurbanas y, principalmente, en carreteras
convencionales, destaca el Real Automóvil Club de España (RACE) a través de un
extenso informe en el que se pretende concienciar a los conductores sobre un
peligro cada vez más palpable. Un 88% de las más de mil personas encuestadas
reconocieron haberse encontrado con un animal en la vía alguna vez, y un 57% ha
sufrido un accidente o una situación de riesgo.
Para advertir a los conductores sobre el peligro del
atropello de animales, el RACE ha recreado en colaboración con el automóvil
club alemán ADAC un accidente por choque contra un jabalí a una velocidad de 80
Km/h. Las impactantes imágenes de la colisión contra el animal simulado -un
muñeco con las características físicas de un jabalí de 40 kilogramos- muestran
los severos daños que sufre el vehículo en su parte frontolateral mientras los
ocupantes salen ilesos.
El informe recomienda a los conductores cómo deben
comportarse para minimizar las consecuencias de un accidente de estas
características. Principalmente aconseja frenar para llegar al impacto a la
menor velocidad posible y mantenerse en el carril sin hacer movimientos bruscos
que provoquen la salida de la vía o la invasión de un carril contrario. A nivel
de conducción, señala que es necesario ampliar la distancia de seguridad y
reducir la velocidad.
La combinación de estos dos elementos es
proporcional a los daños que se pueden derivar del atropello. A una velocidad
de 80 Km/h, el conductor tiene tiempo suficiente para detenerse cuando un
animal salvaje irrumpe en la carretera a una distancia de 60 metros. Sin
embargo, si circula a una velocidad de 100 Km/h, ya no dispone de espacio
suficiente para detenerse sin impactar contra el animal, alcanzando una
velocidad de 61,1 Km/h en el momento del choque.
Como hemos visto, reducir la velocidad puede
salvarnos del impacto contra el animal, pero no siempre conseguiremos que sea
así. Cuando el animal surge de forma repentina tenemos muy poco margen de
maniobra, así que hay que actuar con la cabeza fría y evitar dar un volantazo
para no perder el control de nuestro vehículo. Es muy probable que terminemos
sufriendo una salida de vía o un choque contra otro vehículo.
Más allá de moderar la velocidad, el RACE nos ofrece
otras pautas que deberemos seguir en caso de encontrarnos con un animal en la
vía. Ante todo, hay que evitar que el animal se asuste por nuestra presencia y
pueda realizar movimientos impredecibles. Por lo tanto, hay que evitar tocar el
claxon de manera continuada; si con leves toques de claxon no consigues que se
aparte, llama a las autoridades para que se hagan cargo. Por otro lado, si
debes pasar al lado del animal, hazlo muy lentamente porque nunca sabes cómo va
a reaccionar.
También es conveniente que si circulas por la noche
con luz de carretera y divisas un animal, cambies a luz de cruce para no
deslumbrarle y evitar que se quede parado en medio de la carretera. Si el
accidente es inminente, evita dar un gran volantazo, trata de sujetar el
volante fuertemente y procura detener el coche de forma controlada. En caso de
obstaculizar la circulación deberemos señalar el accidente mediante las luces y
los triángulos de emergencia.
Desde que se aprobó la reforma de la Ley de Tráfico
de 2014, la responsabilidad en un caso de atropellamiento de animales recae
generalmente en el conductor. Sin embargo, la normativa recoge dos situaciones
en las que el conductor se exime de la culpa. Cuando el atropello del animal
sea consecuencia directa de una acción de caza colectiva o cuando el accidente
sea consecuencia de no haber reparado la valla de cerramiento en plazo o por no
disponer de la señalización específica de animales sueltos. En el primer caso
la responsabilidad recae sobre el propietario del terreno y en el segundo sobre
el titular de la vía donde se produzca el accidente.
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