La contaminación causada por nuestras tareas domésticas
infoJUCAR | Los seres humanos pasamos un alto
porcentaje de nuestra vida respirando el aire de espacios cerrados de todo tipo
que, en ocasiones y debido a diferentes factores, pueden ver deteriorada su
calidad
© PEDRO GAVIDIA, METEORÓLOGO DE AYORA | Según un reciente estudio llevado a cabo
por investigadores de la Universidad de Colorado Boulder (Estados Unidos),
muchas de nuestras actividades domésticas producen altos niveles de elementos o
partículas contaminantes.
Muchas tareas tan
comunes y necesarias en nuestras casas como podrían ser limpiar, cocinar o
simplemente el hecho de utilizar determinados productos para nuestro aseo
personal, generan en muchas ocasiones un ambiente igual de contaminado en el
interior de nuestra vivienda que en ambientes de las grandes ciudades o áreas
industriales.
Contaminantes domésticos se desplazan al exterior de
las viviendas
Por otro parte, hay que
destacar que los productos químicos que encontramos dentro del ambiente
doméstico, aunque tengan su origen en la misma casa o vivienda, no suelen
permanecer allí durante un largo periodo de tiempo. Esto se debe, a que la mayoría
de los compuestos orgánicos de naturaleza volátil (COV), presentes en muchos
productos de uso diario como los de limpieza, los perfumes, las colonias y los
geles o el champú, tienden a escaparse o trasladarse al exterior de las
viviendas, contribuyendo a la formación de ozono y partículas finas. Por lo que
podríamos afirmar que llegan a constituir una fuente, en muchas ocasiones,
mayor de contaminación atmosférica global del aire que los propios medios de
transporte (ciclomotores, coches y camiones).
Fuentes contaminantes tradicionales más controladas
que las domésticas
Los primeros resultados
de las investigaciones llevadas a cabo, nos recomiendan que nuestras viviendas
estén bien ventiladas a la hora de limpiar o cocinar, ya que hasta las tareas
más básicas y sencillas, como hacer unas tostadas o poner a hervir una olla de
agua en la llama de la cocina, podrían contribuir a generar altos niveles de
partículas en suspensión y contaminantes gaseosos del aire, provocando un
impacto negativo para nuestra salud.
Además, es una situación
que va en dirección opuesta a las medidas que serían normales para combatir la
polución. Muchas fuentes tradicionales, como la quema de combustibles fósiles
por parte de los vehículos, son más limpias que en el pasado y las partículas
finas o el ozono son debidamente controladas por la mayoría de gobiernos y
agencias medioambientales. En cambio, otras muchas toxinas del aire generadas
en el hogar, como el benceno, el formaldehído y otros compuestos como cetonas y
alcoholes, tienen un escaso seguimiento o están muy poco controladas.
En resumen, que mientras
que las emisiones contaminantes relacionadas con el transporte se han ido
reduciendo en los últimos años gracias a regulaciones y a leyes
medioambientales más restrictivas, los contaminantes químicos de nuestros
hogares, siguiendo una tendencia opuesta, han ido aumentando de forma
progresiva.
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