Las polillas gigantes invaden la Comunitat Valenciana

Expertos señalan que no se trata de una plaga, sino de un fenómeno cíclico intensificado por el calor africano y las lluvias de abril. Murcia, Cuenca o Castellón, entre las zonas más afectadas

Una oleada insólita de polillas de gran tamaño ha irrumpido en diversas localidades del sureste peninsular durante los últimos días de mayo. Aunque su presencia no es desconocida en esta época, la magnitud y el adelanto con que ha llegado este año ha generado inquietud entre vecinos de ciudades como Murcia, Cuenca, Castellón, Madrid o Albacete. En zonas como los barrios de San Pablo, El Pilar o La Estación, en la capital murciana, los avisos se han multiplicado.

Según los expertos, esta no es una plaga en el sentido estricto del término, sino un fenómeno natural vinculado a un patrón climático que combina humedad abundante en primavera y entradas de aire cálido del norte de África. La combinación de ambos factores ha generado las condiciones ideales para que especies migratorias como Autographa gamma aparezcan en masa.

Más grandes, más visibles y muy activas por la noche

Las polillas detectadas este año, de vuelos erráticos y comportamiento nervioso, han causado sobresaltos entre quienes las confunden con cucarachas aladas o incluso murciélagos. Algunas especies han desarrollado estrategias evolutivas para despistar a sus depredadores, como movimientos impredecibles o sonidos que interfieren en la ecolocalización de los murciélagos.

Lo que tenemos es un fenómeno habitual en nuestra primavera, pero este año ha sido más intenso y más temprano”, explican desde el Servicio de Zoonosis del Ayuntamiento de Murcia, que ha registrado múltiples llamadas vecinales alertando de su presencia en cocinas, dormitorios y armarios.

Migración africana y explosión biológica

Buena parte de estas polillas proceden del norte de África. Migran en primavera empujadas por los vientos del sur y utilizan el sureste español como plataforma de paso hacia el centro y norte de Europa. Las lluvias de abril han favorecido la eclosión de larvas, que ahora buscan refugio y alimento, aunque solo permanecen unos días.

En ciudades como Castellón o Cuenca también se han notificado apariciones masivas. Y si bien su aspecto resulta imponente, no suponen ningún riesgo para la salud. No pican, no son tóxicas y no dañan la ropa, salvo en el caso de especies muy concretas como la Tineola bisselliella, siempre que las prendas estén sucias o húmedas.

La clave: los olores, no la luz

Contrario a la creencia popular, las polillas no acuden tanto a la luz como al olor de alimentos, tejidos usados o incluso productos de limpieza. Las viviendas, especialmente en zonas urbanas, emiten señales químicas que estos insectos perciben como atractivas, razón por la cual entran por ventanas abiertas o quedan atrapadas entre cortinas y muebles.

Además, en algunos casos pueden generar alergias por contacto con sus escamas, aunque se trata de reacciones muy leves. Sí es más preocupante la presencia de larvas en alimentos abiertos, por lo que se recomienda sellar bien despensas y usar envases herméticos durante estos días.

Cómo actuar y prevenir sin recurrir a insecticidas agresivos

La mejor estrategia es la prevención: cerrar ventanas al anochecer, utilizar mosquiteras, y mantener la ropa limpia y bien guardada. También ayudan remedios naturales como lavanda, menta o laurel, ya sea en bolsitas o en aceites esenciales.

Las trampas de feromonas, disponibles en supermercados y herbolarios, también pueden romper su ciclo reproductivo sin recurrir a productos químicos agresivos. En la mayoría de los casos, no es necesario un control masivo: su presencia será breve y desaparecerán tan rápido como llegaron.

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