La gran explosión de vida tras el accidente nuclear de Chernobyl
infoJUCAR | Pasados 33 años del grave accidente
nuclear, el abandono de las zonas habitadas ha provocado un espectacular
florecimiento de la vida
© PEDRO GAVIDIA – METEORÓLOGO DE AYORA
La vida silvestre está proliferando en abundancia en el área
prohibida por el accidente nuclear de Chernobyl de 1986. En la actualidad, el
acceso a la zona de exclusión de Chernobyl continúa restringido y, durante todo
este espacio de tiempo, la ausencia de humanos ha provocado que la naturaleza
se desarrolle con todo su vigor y esplendor.
Tras el desastre nuclear la población de la zona
afectada abandonó sus hogares
Tras el desastre nuclear
del 26 de abril de 1986, la URSS estableció una zona de seguridad (exclusión)
de unos 30 kilómetros alrededor del reactor accidentado de la central nuclear
de Chernobyl. Toda la población de la zona afectada, es decir, varios miles de
personas, se vieron obligadas a dejar sus hogares, quedando una superficie más
de 4.200 kilómetros cuadrados totalmente libres de la influencia del ser
humano. Del total de dicho espacio, a Ucrania le pertenece algo más de la
mitad, mientras que el resto está gestionado por Bielorrusia. Este último, lo
ha convertido en la Reserva Radioecológica Estatal de Polesia, siendo una de
las reservas naturales más grandes de Europa.
La fauna y flora silvestre se ha adaptado para habitar
en los lugares más contaminados
En la actualidad, la
fauna está presente incluso en los lugares más contaminados de la zona,haciendo
gala en algunos casos de respuestas adaptativas a los altos niveles de
radiación. Por ejemplo, algunos tipos de ranas que viven dentro de la zona
excluida, presentan tonalidades de piel más oscuras que las que habitan fuera
de ella. Por otro lado, algunos insectos son más sensibles a los parásitos en
las zonas más radioactivas, teniendo por lo general una vida más corta. Por su
parte, las aves son en muchas ocasiones albinas y presentan algunas
alteraciones fisiológicas y genéticas. La cuestión es que la flora y fauna
silvestre ha tenido una resistencia a la radiación mucho mayor de lo que en
principio se esperaba, ya que ha logrado adaptarse para hacer frente a la
radiación sin sufrir apenas daños.
La ausencia del ser humano ha favorecido una fuerte
expansión de la vida natural
La ausencia de humanos
ha favorecido que la vida natural y silvestre abunde tanto en la zona de
exclusión de Bielorrusia como en la de Ucrania. En la actualidad, en los ríos,
lagos y frondosos bosques de la zona, las aves y muchas otras especies de mamíferos
como los alces, corzos, ardillas, jabalíes, lobos grises, ciervos, linces,
zorros y perros mapache son mucho más abundantes que en el pasado. Pero lo más
sorprendente, es la proliferación de especies en peligro como los bisontes
europeos y los caballos de Przewalski, que fueron introducidas para su
conservación. Y por si fuera poco, se ha documentado la presencia de osos
pardos, después de haber sido eliminados de estos bosques por los humanos hace
más 100 años.
En definitiva, según las
observaciones y estudios llevados a cabo, se da la curiosidad que la mayor
densidad de especies tanto animales como vegetales y la mayor biodiversidad
dentro del área de exclusión, se localiza en los lugares más radioactivos,
precisamente los que evitan los seres humanos. Por lo tanto, podríamos llegar a
cuestionarnos seriamente lo siguiente: ¿Qué es más dañino sobre el medio
natural, la influencia humana o el mayor desastre nuclear de la historia? Aquí
ya hemos dado algunas pistas….
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