El nuevo skyline de los territorios de interior
infoJUCAR | Municipios
rurales apuestan por la apertura de parques eólicos como motor de desarrollo
local
Los 55 metros de la torre mudéjar de la Iglesia
Nuestra señora de la Asunción dominan el paisaje de la localidad turolense de
Muniesa. En los últimos meses, nuevos "vecinos" se yerguen en las
afueras del municipio. No serán nunca monumento nacional, como la formidable
torre octogonal de ladrillo, pero traen aires nuevos al municipio. Los 38
molinos eólicos que se están levantando en nudo de Muniesa, entre esta
localidad y la vecina Alacón, están dando oxígeno a la economía local.
"Desde que las obras empezaron en octubre del
año pasado se ha visto más vida en el pueblo. Hay más gente en el bar, más
movimiento. Ahora mismo, en el pueblo no hay ni una casa libre, incluso ha
venido un forestal nuevo que se ha tenido que ir a 40 km de aquí porque todas
las viviendas están alquiladas", afirma José Luis Iranzo, alcalde de
Muniesa.
La construcción de los tres parques eólicos ha
supuesto una pequeña revolución para esta localidad de la comarca de las
cuencas mineras de Teruel, una población con 610 habitantes censados de los
que, entre 450 y 480, residen en el municipio. La mayoría se dedican a la
agricultura de secano, centrada en el cultivo de la cebada, y a la ganadería,
en especial a la cría de ovejas. La provincia de Teruel ha perdido la mitad de
su población en el último siglo pero no se rinde. "Teruel existe y
existirá siempre. Somos gente dura y estamos adaptándonos a las nuevas
tecnologías", afirma Iranzo.
A lo que también se están adaptando es al nuevo
skyline de Muniesa salpicado de molinos de viento a los que "a la larga la
gente se acostumbra", señala. A cambio de la transformación del paisaje
hay nuevos ingresos para el ayuntamiento, para los vecinos que han alquilado
los terrenos y para los negocios del pueblo. Entre 80 y 100 trabajadores han
llegado a Muniesa para levantar los aerogeneradores de los parques que
construye Enel Green Power España (EGPE), la división de renovables de Endesa.
Uno de los vecinos que más ha notado el cambio
provocado por la construcción de los nuevos parques eólicos es Manuel Torralba,
gerente del Hostal Rosa Mari. "Se ha triplicado la faena. Antes estábamos
entre las 50-60 comidas al día y ahora damos entre 160 y 170. Y las 16
habitaciones del hostal las tengo llenas", apunta. Manuel recuerda que los
trabajadores empezaron a llegar en septiembre del año pasado, un mes
"tranquilito", pero desde octubre la actividad se ha disparado y, a
los empleados en la construcción del parque, se suman los trabajadores que han
venido a renovar el sistema de alumbrado de Muniesa, uno de los compromisos que
adquirió EGPE al cerrar el acuerdo para levantar los parques eólicos.
Manuel, un "hombre orquesta" de la
hostelería que pasa de la cocina a la barra y de la barra al servicio de
comedor con la soltura que le dan 40 años de experiencia en el negocio
familiar, tira de números para ilustrar el cambio provocado por la instalación
del parque eólico: "Antes estábamos cinco o seis personas trabajando en el
hostal. Ahora somos nueve", subraya.
El parque ha dado empleo directo a 14 vecinos de
Muniesa, una cifra que asciende a 35 si se considera a los habitantes de los
pueblos de alrededor y que alcanza los 616 al sumar los empleos indirectos
generados.
Nuevas oportunidades
La fase de construcción es la que mayor impacto va
a generar en términos de empleo, pero los parques eólicos traerán otros
beneficios a Muniesa. Jose Luis Iranzo apunta que el alumbrado de las calles se
está cambiando a tecnología led, que también se utilizará para iluminar los
edificios públicos de manera más eficiente. El ayuntamiento ha detallado a Enel
Green Power el tipo de iluminación que quiere y no vale cualquiera, porque
Muniesa quiere formar parte de la red de localidades de referencia en el
"turismo de las estrellas". La escasa densidad demográfica se traduce
en noches oscuras, sin la contaminación lumínica propia de las grandes ciudades
que hace imposible disfrutar de la vista del cielo estrellado. En Muniesa las
estrellas se ven y, como el viento, pueden traer beneficios a sus habitantes.
Al margen de los 550.000 euros que la filial de
Endesa invertirá en estos planes de creación de valor compartido e ingeniería
sostenible en la zona del nudo de Muniesa, los ingresos que los parques eólicos
generarán para las arcas públicas vía impuestos abren nuevas posibilidades para
el municipio. "Haremos estudios para ver si podemos bajar impuestos y
estamos analizando la posibilidad de cambiar el alcantarillado", señala.
No obstante, en el pueblo tienen la vista puesta
más allá de la fase de construcción que acabará a finales de este año. El
alcalde de Muniesa insiste en la importancia de que los vecinos se formen en
todo lo relacionado con las energías renovables para poder tener un futuro en
el sector. "Las empresas se tienen que mover, y en este caso lo han hecho,
para facilitar esos cursos" que pueden desembocar en trabajos fijos para
los vecinos de la zona, señala. Y desde el consistorio admiten que lo que les
gustaría es que se implantara alguna industria relacionada con los aerogeneradores
en el municipio.
En la actualidad, la fábrica de Molduras Muniesa
es la única industria de la localidad. En los 90 cerró la juguetera La Ilusión,
que durante años generó una actividad importante en la zona. Iranzo recuerda
cuando era pequeño y venía a Muniesa desde su Barcelona natal. "Entonces,
siempre que andabas por la calle veías a las abuelas a la hora de la fresca en
la calle "haciendo plastiquitos", como decíamos nosotros, recortando
bordes y todo tipo de tareas derivadas de la actividad de la fábrica de
juguetes".
Su aspiración ahora es llegar a construir una nave
para que alguna empresa relacionada con los aerogeneradores se instale en
Muniesa aprovechando que se va a convertir en un foco de implantación de la
energía eólica. El objetivo: que el viento deje huella en el pueblo.
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