"La Central Nuclear de Cofrentes está preparada para operar a largo plazo y por ello hacemos inversiones y nos actualizamos día a día"
infoJUCAR | El nuevo
Gobierno debe decidir si prolonga otra década las centrales nucleares
España no puede esconderse y debe decidirse
sobre su futuro nuclear. De la recién estrenada legislatura y el inminente
Gobierno –concretamente del futuro ministro de Industria– dependen si se
emprenderá el desmantelamiento de las centrales nucleares españolas que se
acercan al final de su vida o si se va a prorrogar su actividad más allá de los
40 años. Fotografía : Pedro Senso
Tal como informa ELDIARIO.es
España no puede esconderse y debe decidirse sobre su futuro nuclear. De la
recién estrenada legislatura y el inminente Gobierno –concretamente del futuro
ministro de Industria– dependen si se emprenderá el desmantelamiento de las
centrales nucleares españolas que se acercan al final de su vida o si se va a
prorrogar su actividad más allá de los 40 años.
A seis de los siete reactores operativos
españoles les caduca el permiso de funcionamiento en 2020 o 2021. Aunque
parezca lejano, la primera fase para que las eléctricas pidan la renovación se
cierra tres años antes del fin de la autorización. Es decir, entre junio de
2017 y octubre de 2018. Las operadoras (Iberdrola, Endesa y Gas Natural) ya han
manifestado su interés en prolongar su vida otra década.
En todos los casos, una nueva licencia va más
allá de la vida diseñada para las centrales entrando en lo que el Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN) define como "funcionamiento a largo plazo".
Aplazar el fin de la actividad de estos reactores diez años más lejos supone
encarecer en más de 769 millones de euros la factura de la gestión de residuos
nucleares, según ha calculado el Tribunal de Cuentas.
Se trata de una prolongación delicada que
requiere una condiciones especiales en la gestión del envejecimiento de los
componentes de la central "incluida en el caso de la explotación más allá
de la vida definida de diseño de aquellas", según establece la instrucción
de seguridad específica del CSN.
En España, la energía nuclear supone algo más
del 20% de la producción eléctrica que aportan siete centrales: Vandellós,
Trillo, Cofrentes, Ascó I y II y Almaraz I y II. Sin embargo, lo seguro es que
las centrales, en un momento dado, dejarán de servir: "Es
inevitable", explica la organización Greenpeace. Alargar su límite
"más allá de la vida de diseño aumenta los riesgos para la seguridad y el
medio ambiente. Y en ningún caso debería superar los 40 años", cuenta la
responsable de Energía de la organización, Raquel Montón.
Enfrente, las dueñas de las centrales
contraponen razones de seguridad y eficiencia. El presidente de la central
valenciana de Cofrentes, Tomás Lorenzo, defendía mantener abierto el reactor al
asegurar en una comparecencia ante las Cortes Valencianas en diciembre pasado
que su instalación "está preparada para operar a largo plazo y por ello
hacemos inversiones y nos actualizamos día a día".
Las inversiones son uno de los principales
argumentos de las operadoras para pedir la prórroga. El director de Almaraz,
José María Bernardo de Quirós, aseguraba en 2008, antes de obtener la licencia
todavía en vigor, que "queremos dejar la planta en un estado que nos garantice
no solamente hasta 2021 o 2023 sino apostar por el futuro después de esas
fechas". Y anunciaba un gasto de 170 millones de euros.
En marzo de este 2016, el mismo directivo
explicaba que ya estaban trabajando en la renovación del permiso (más allá de
2020): "La central está estupendamente para funcionar muchos años
más", dijo. Y disparó de golpe la inversión a "600 millones".
El coste de esas actualizaciones –reparaciones,
sustitución de partes o refuerzo de seguridad– "es el mismo para prorrogar
la operatividad un año o diez, así que nada hace pensar que, si se admite la
renovación, vaya a ser por poco tiempo ya que son inversiones muy costosas que
deben amortizarse", contrapone Montón.
La Asociación Nuclear Ascó-Vandellós, que aúna a
Endesa e Iberdrola y gestiona tres reactores en Tarragona, también está
planificando la renovación de sus tres licencias.
En marzo de este 2016, el mismo directivo
explicaba que ya estaban trabajando en la renovación del permiso (más allá de
2020): "La central está estupendamente para funcionar muchos años
más", dijo. Y disparó de golpe la inversión a "600 millones".
El coste de esas actualizaciones –reparaciones,
sustitución de partes o refuerzo de seguridad– "es el mismo para prorrogar
la operatividad un año o diez, así que nada hace pensar que, si se admite la
renovación, vaya a ser por poco tiempo ya que son inversiones muy costosas que
deben amortizarse", contrapone Montón.
La Asociación Nuclear Ascó-Vandellós, que aúna a
Endesa e Iberdrola y gestiona tres reactores en Tarragona, también está
planificando la renovación de sus tres licencias.
15 ó 20 años de trabajos
El proceso de clausura del parque de centrales
supone un largo proceso. La escala temporal en el sector nuclear implica que el
concepto de "desmantelamiento inmediato" conlleve 15 ó 20 años de
trabajos. Greenpeace ha calculado que esas labores sumarían 84.000 empleos.
También le añaden otros 200.000 "si se sustituye la energía nuclear por
otras fuentes". Esta previsión viene a paliar la pérdida de ingresos y
actividad en las zonas donde se emplazan las centrales, aseguran.
Así, la decisión final sobre si se admite que
los reactores entren en fase de "funcionamiento a largo plazo" o si
se afronta ya el desmontaje recae en el Ministerio de Industria, cuyo titular
se conocerá en breve.
El director de Cofrentes resumía sus esperanzas
ante los diputados valencianos: "Yo me fijo en las centrales nucleares que
hay en el mundo y qué es lo que se está haciendo. Y en su inmensa mayoría se
está solicitando la operación a largo plazo y se está concediendo".
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